viernes, 8 de enero de 2016

GEOPOLÍTICA Y ECONOMÍA: LA GUERRA FRÍA

La victoria aliada en la II Guerra Mundial propició un mundo dividido en dos bloques. La Unión Soviética lideraba el bloque comunista, que integraba las llamadas democracias populares fundamentalmente extendidas por la Europa Oriental, China y Cuba. El bloque contrario era el capitalista, liderado por EEUU y los países del occidente europeo. EEUU salieron muy reforzados del conflicto. La destrucción de los combates no afectó a sus territorios, su industria bélica relanzó su economía y la depresión económica generalizada le situó como principal potencia, además, el final de la guerra le sirvió para mostrar al mundo su fuerza.

Después de la Guerra, las estructuras políticas anteriores a 1939 habían quedado obsoletas. El mundo occidental emprendió una progresiva democratización que tuvo una primera oleada en la década de los 50. Los países perdedores de la guerra: Alemania, Italia y Japón se unieron a la democracia tras su derrota. Estos y otros países del mundo occidental recibieron la ayuda norteamericana para su reconstrucción mediante el llamado Plan Marshall, intentando así frenar la extensión del comunismo. En el resto del mundo, los nuevos países nacidos de la descolonización de África y Asia adoptaron formas políticas diferentes. En buena parte del mundo de Oriente Próximo, la religión judía y musulmana se tiñeron de nacionalismo. Por su parte en América Latina, democracias y dictaduras se alternaron y combinaron en un complicado ir y venir

El nuevo orden internacional nacido en 1945 estuvo acompañado por la creación de nuevas instituciones internacionales: la Organización de las Naciones Unidas (ONU) nació para mediar en las relaciones internacionales, la OTAN, como una alianza militar entre el bloque capitalista e igualmente el Pacto de Varsovia en el bloque comunista. Por último, la Comunidad Económica Europea se crea para relanzar la economía de una empobrecida Europa.


El enfrentamiento entre EEUU y la Unión Soviética tienen lugar en varios escenarios y pasa por momentos diferentes. La partida de la Guerra Fría se juega en Corea y más tarde se hará en Vietnam. Durante el Gobierno de JF Kennedy se plantea una grave crisis con motivo del despliegue de misiles soviéticos en Cuba en 1962.

Ambas potencias pugnaran entre sí no solo por establecerse su primacía sobre la superficie terrestre, sino también sobre el espacio exterior, iniciando una carrera espacial que llevará a los norteamericanos a pisar por primera vez la Luna. Beneficiada por la competencia entre ambos bloques, la exploración espacial que se inicia en esta época escribirá páginas importantes en el futuro. Consciente del equilibrio de sus fuerzas y gracias a la fuerte oposición social en Europa y América a que estalle un conflicto nuclear, los dos bloques inician entonces un periodo de distensión  que se mantendrá hasta la década de 1970. En el terreno económico, el mundo occidental vive una profunda crisis a partir de 1973, año en el que el conflicto de Oriente Medio provoca una escalada en los precios del petróleo. Una de las consecuencias que se derivarán de la crisis y las causas que la provocaron será la toma de conciencia refrendada por hechos anteriores de la existencia de un mundo global e interrelacionado, en el cual, acontecimientos que se producen en un lugar del globo, repercuten a escala planetaria desencadenando a su vez nuevos procesos.

La globalización viene acompañada de una mentalidad de finidad como posmoderna, caracterizada por la crisis de las grandes ideologías. La división del mundo en dos bloques antagónicos, heredada de la II Guerra Mundial, quedará definitivamente rota en 1991 con la desaparición de la Unión Soviética. Aunque se trata de un hecho puntual, es también la culminación de un proceso de decadencia y disgregación interior iniciado en las décadas precedentes. La llegada al poder de Gorbachov y su puesta en práctica de un programa político aperturista, supone el golpe de gracia para un sistema político y económico que ya se encontraba en estado de descomposición.

La posmodernidad instala nuevos valores como el relativismo y el distanciamiento respecto ideologías y estructuras de poder, la búsqueda de la libertad individual y el gusto por el hedonismo.   




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