martes, 29 de diciembre de 2015

Los Señores de las Finanzas

Liaquat Ahamed es el autor de “Los Señores de las Finanzas, Los cuatro hombres que arruinaron el mundo”, libro ganador de un premio Pulitzer de Historia, que nos narra las principales situaciones económicas desde 1870, y las medidas que se tomaron y llevaron a cabo los principales personajes de los que se hablan en este libro, Montagu Norman como gobernador del banco de Inglaterra, Émile Moreau como el director del banco de Francia, Hjalmar Schacht como presidente del Reichbanck, y Benjamin Strong como el gerente de la reserva federal de Nueva York.
Liaquat Ahamed nació en Kenia, y estudio en las prestigiosas universidades de Cambridge y Harvard, además de poseer una trabajada experiencia como inversor financiero durante 25 años, asesor del Banco Mundial y director general de Fischer. También ha trabajado como director de la empresa Aspen Insurance Holdings LTD, pero siempre tuvo en mente ser escritor por lo que a la edad de 50 años escribió “Los Señores de las Finanzas”.
Liaquat nos muestra una visión clara de la naturaleza de las crisis económicas desde un punto de vista diferente al habitualmente estudiado, el punto de vista de los cuatro personajes más importantes e influyentes en la economía mundial durante el periodo previo a las primera guerra mundial hasta el fin de la segunda guerra mundial, y como sus decisiones derivaron en crisis económicas y conflictos bélicos.
Desde 1870 hasta 1914 el mundo pasaba por una época de prosperidad y riqueza, en la que las naciones vivían en paz y de las colonias llegaban grandes cantidades de recursos y bienes. Todos las economías y en general la economía mundial se basaba en el patrón oro, un sistema en el que se establecía una relación fija entre la moneda y el oro. Además Estados Unidos se consolidaba como primera potencia mundial.
Pero con la llegada de la primera guerra mundial los estados iniciaron a endeudarse, comenzando a imprimir grandes cantidades de dinero haciendo que aumentase la inflación, el desempleo y la inestabilidad política. Con el fin de la guerra y el tratado de Versalles se inicio la necesidad de reconstruir el sistema financiero mundial.
La primera guerra mundial había dejado en caos a Europa haciendo, que las hasta ese momento, las principales potencias mundiales como eran Gran Bretaña, Francia y Alemania quedasen en bancarrota, y se alzase como la mayor potencia mundial Estados Unidos.
Entre ese caos destacaban cuatro hombres, cuatro hombres tan importantes y con tanta influencia, que serian quienes tomarían las principales decisiones económicas durante los difíciles años posteriores a la primera guerra mundial.
Estos personajes son el misterioso Montagu Norman gobernador del banco de Inglaterra, el xenófobo Émile Moreau director del banco de Francia, el arrogante Hajalmar Schacht presidente del Reichbank alemán y Benjamin Strong, gerente del banco de la reserva Federal de Nueva York. Estos hombres tenían tanto poder que podían arruinar gobiernos, por lo que las medidas que tomasen afectarían mucho a la economía mundial. Estos hombres durante mucho tiempo fueron portada de los periódicos de muchos países, eran famosos y conocidos por todos los ciudadanos, pero es muy sorprendente como con el paso del tiempo, estos hombres que un día tuvieron el futuro de la economía mundial en sus manos han pasado a ser olvidados. En los libros de historia no aparecen sus nombres, habiendo sido ellos los causantes de determinadas decisiones que afectarían al mundo entero y que llevarían a crisis económicas tan significativas como la de 1929. Es por esto por lo que Liaquat Ahamed escribe este libro, para explicar las historia desde el punto de vista económico de los hombres que  han sido los en parte responsables de como hoy, en la actualidad está compuesto el sistema económico mundial.
Uno de los mayores errores que cometieron fue intentar restaurar la situación económica tal como era en 1914, basada en el patrón oro que con la primera guerra mundial se había quedado totalmente estancado, aumentando drásticamente la cantidad de billetes en circulación, siendo Alemania la más afectada ya que triplicó la cantidad de billetes en circulación.
El Tratado de Versalles implicó para Alemania no sólo su desmembramiento territorial y la aceptación de una deuda de guerra de 33 mil millones de dólares, sino un desarme casi total del ejército y la flota. Por su parte, Austria se vio obligada a reconocer la independencia de Polonia, Checoslovaquia, Yugoslavia y Hungría, y a ver reducido su territorio a un pequeño país del centro de Europa. Al ver John Maynard Keynes los fuertes castigos que en el tratado de Versalles se le imponían a Alemania, dimitió de su cargo afirmando que estas condiciones crearía resentimiento en la población Alemana que llevaría a una segunda guerra mundial.
El tratado de Versalles como bien predijo Keynes trajo consigo el egoísmo entre los países que buscaban solo lo mejor para ellos, lo que les viniese mejor. La inflexibilidad de Estados Unidos frente a las deudas de los aliados lo único que consiguió fue que estos a su vez exigiesen más a la derrotada Alemania durante su gobierno de la república de Weimar, que era incapaz de hacer frente a las fuertes deudas que se les exigían, lo que produjo que los aliados ocuparan el Rhur porque Alemania no cumplía los pagos, hundiéndola definitivamente. Por lo tanto como dijimos previamente Alemania comenzó a emitir moneda lo que produjo una subida de precios, más paro y una gran hiperinflación. También disminuía el ahorro aumentando la demanda monetaria, encareciendo los precios aun más y disminuyendo los ingresos públicos por lo que no se solucionaba el déficit. La balanza de pagos también era deficitaria, lo cual depreció la moneda con tres consecuencias: el precio de las importaciones aumentó lo que contribuyó a la hiperinflación, aumentó la demanda de productos alemanes en el extranjero pero ello sólo consiguió encarecerlos para los propios ciudadanos; y por último provocó una exportación de capitales que contribuyó al déficit de la balanza de pagos.
La situación que vivía Alemania era tal que se decidió cambiar la moneda por una de más valor, se acordaron nuevas indemnizaciones y Alemania volvió a introducirse en el patrón oro. Además se llevo cabo el plan Dawes, por el cual Estados Unidos introducía dinero en Alemania para que esta a su vez pagase las deudas de guerra con Gran Bretaña y Francia y estas a su vez pagasen sus deudas a Estados Unidos, volviendo este dinero de nuevo a su dueño. El problema derivó en que ésta debía mantener los tipos de interés altos para atraer a inversores privados, pero a partir de 1928 a los estadounidenses les pareció menos rentable por el alza de las acciones de Wall Street, lo cual provocó una recesión previa al crack de 1929.
Llegados a este punto los países decidieron reconstruir el patrón oro, pero había un inconveniente, y es que todos los países durante la guerra se habían dedicado a imprimir dinero en grandes cantidades, y se planteaban dos posibles soluciones:
Una era revertir todo el proceso de la inflación y desinflar la burbuja económica contrayendo la cantidad de dinero en circulación. No obstante, era doloroso, ya que implicaba inevitablemente un período de crédito limitado con tipos de interés altos, un paso que conduciría casi seguro a la recesión y al desempleo, al menos hasta que los precios bajasen, o devaluar formalmente el valor de la moneda, pero esto tampoco sería bien recibido por la población ya que acostumbrados al patrón oro, tendrían la sensación de ser robados ya que sus ahorros valdrían menos. Por lo tanto los principales bancos del mundo tuvieron que decidir si llevar políticas deflacionistas o llevar a cabo una política de devaluación.
El peso de la deflación caería sobre los trabajadores, negocios y acreedores, y la devaluación sobre los ahorradores. Estados Unidos y Gran Bretaña emprendieron la ruta de la deflación, Alemania y Francia la de la devaluación. Keynes había señalado pocos meses antes que un retorno al oro representaría una medida peligrosa porque colocaría a la Gran Bretaña de la posguerra a merced de las autoridades de la Reserva Federal de los Estados Unidos. La economía norteamericana, ahora la más grande y la más rica en términos per cápita, se encontraba inmersa en una fase expansiva como consecuencia de la difusión generalizada de las innovaciones resultantes de la Segunda Revolución Industrial a la producción. Pero esta situación de crecimiento y de expansión durante los años veinte termino en un crack, acabó derivando en una crisis de superproducción, que llevó a un descenso del consumo, una caída del producto industrial y de los precios, aumento del desempleo, crisis bancarias, medida proteccionistas y la reordenación de los flujos de capital. El principal problema tuvo que ver con la especulación bursátil y financiera pues cuando la economía comenzó a dar señales de moderación los accionistas ante la idea de poder reducir el valor de sus acciones, las pusieron en venta, haciendo que el precio de esta cayese en picado, y provocando la mayor crisis económica de la historia; la crisis de 1929 con la primera caída conocida como el jueves negro, y una segunda caída conocida como el martes negro.
Esta crisis iniciada en 1929 y que se extendió a los años 30 se extendió por todo el mundo, principalmente debido a la retirada por parte de los Estados Unidos de los fondos destinados al plan Dawes. El principal problema de esta crisis estaba en la devaluación que se había producido un descenso excesivo en los precios, que produjo una bajada en los beneficios haciendo que se redujese el empleo aumentando así el nivel de paro, esto a su vez produciría un descenso del consumo y por consecuencia un descenso de los precios.
Esta situación dio pie a la proposición de numerosas teorías para reparar la situación en la que se encontraban, destacando como las más importantes la teoría de Hayek y en contraposición a esta, la teoría de Keynes. Hayek defendía  que el problema se encontraba en la imperfección del mecanismo monetario, mientras que Keynes proponía la intervención del estado para aumentar el capital productivo y mantener niveles altos de demanda y empleo. Pero en su lugar se llevaron a cobo medidas proteccionistas que terminaron empeorando la situación.
Finalmente y ante la no mejora de la economía se decidió salir del sistema del patrón oro, (algunos países tomaron la decisión antes y otros la tomaron más tarde), pero al final todos tomaron la decisión de abandonar el sistema económico que hasta entonces había existido para evitar que precios y salarios descendieran en respuesta a una reducción generalizada de la demanda global, de modo que los ajustes recayeron sobre la cantidad de empleo total. En estas condiciones se consideró que tendría menos repercusiones a corto plazo, la depreciación del tipo de cambio para abaratar así las exportaciones.
En Alemania tras el crack del 29 se retiraron todos los fondos de los países que estaban financiando la reconstrucción de Alemania, la cual seguía en la línea de la deflación, aumentando así el desempleo y reduciendo se en picado los salarios y los precios, y en este constexto Hitler comenzó a ascender en el poder Schacht dirige la política económica del nuevo régimen basada en las obras públicas para acabar con el gran desempleo y el control de las importaciones para reactivar la economía y se opone a la política nazi de incentivar solo la industria armamentística y el racionamiento de los bienes a la población. Es destituido del cargo y encarcelado durante la guerra.
 Por otra parte se produjo el cierre del banco más importante de Austria, el Creditanstalt, propiedad de la familia Rothschild, con unos activos de 250 millones de dólares.
Después de la primera guerra mundial, Keynes pretendió crear un sistema financiero internacional basado, igual que el patrón oro, en normas, pero moderando su rigidez. Su plan propugnaba que las monedas fuesen «estables pero ajustables». los países podrían alterar el valor de su moneda cuando las circunstancias económicas lo requiriesen. Estaba decidido a evitar la necesidad de aplicar políticas inmovilizadoras como las de los años veinte y treinta, cuando Alemania y Gran Bretaña se habían visto obligadas a aumentar los tipos de interés y a provocar desempleo masivo para proteger los valores de las monedas, y que, en definitiva, no habían sido adecuadas.
Un segundo elemento del plan era la creación de un banco central internacional. Con el fin de evitar la crónica escasez de reservas de oro que había impedido que el sistema financiero mundial funcionara sin problemas entre las dos guerras, Keynes propuso la creación de una institución que prestaría temporalmente dinero a los países necesitados, algo así como un crédito en descubierto de un banco. Todo ello se manifestó en la conferencia internacional realizada en Bretton Woods, estos acuerdos monetarios internacionales dieron frutos durante treinta años, sentando las bases de la reconstrucción de  Europa y Japón después de la Segunda Guerra Mundial.
El autor del libros compara la crisis del 29 a la que define como una sucesión de crisis con la crisis actual, por ejemplo la repentina interrupción de la entrada de capital norteamericano en Europa en 1928, que empujó a Alemania a la recesión— es parecido a la crisis del peso de México de 1994. A principios de la década de los noventa, México, de manera muy parecida a Alemania en los años veinte, recibió demasiados créditos a corto plazo. Cuando los tipos de interés de Estados Unidos subieron vertiginosamente en 1994, México, como Alemania en 1929, encontró cada vez más dificultades para refinanciar los préstamos y se vio ante la disyuntiva de tener que elegir entre deflación o impago.
Como segundo ejemplo ponemos al gran crack en el que el mercado de valores al igual que en el 2000 cayó estrepitosamente debido a la formación de una burbuja en la que las acciones tomaron unos valores mucho mayores a los de la economía real. Las medidas que se tomaron en ambas épocas no fueron muy diferentes, bajando los tipos de nterés.
La serie de panicos bancarios que llevaron a la crisis del 29 comenzaron debido a una serie de dudas sobre la seguridad de las inversiones, estas situaciones de pánico provocaron que los inversores temiesen por su dinero lo que provoco la venta de gran cantidad de acciones, lo que provoco un gran descenso de su valor.
En la actualidad hay mucho más apalancamiento y muchos más bancos recurren a fuentes de financiación al por mayor a corto. Los bancos de todo el mundo son, por consiguiente, mucho más vulnerables de lo que lo eran entonces. En consecuencia, el pánico se ha extendido más rápidamente y de manera más destructiva por todo el sistema.
Como dice Liaquat Ahamed en este libro, antes y durante la gran crisis que azoto al mundo en 1929, eran unas pocas personas las que tenían el poder en la economía mundial y eran ellos los tomaban las decisiones que finalmente afectarían al mundo entero, y al compararlo con la actualidad, comprobamos que esto no ha cambiado y que el futuro económico mundial sigue estando en manos de unas pocas personas con demasiado poder, que quizás debía de estar más repartido.
Los Señores de las Finanzas es un libro que en mi opinión además de ser una lección de historia y de economía escrito de tal manera que no es tan aburrido como su nombre puede llegar a mostrar, también te descubre un pedazo la vida de cada uno de los personajes principales, haciéndote entender un poco mejor porque cada uno tenía un carácter y tomaba determinadas decisiones, como por poner un ejemplo el Aleman Hajalmar Schacht, proveniente de una familia modesta con un poder económico escaso, que probablemente fue la razón de su gran ambición que fue demostrando a lo largo de su vida profesional.

El libro consigue enganchar al autor ya que no se trata de una narración continuada de datos económicos difíciles de entender, que pueden aburrir al lector, sino que te explica de manera clara, información y sucesos que se produjeron a lo largo del periodo del que trata el libro y que en muchas ocasiones son equiparables a problemas o sucesos que se podrían parecer en gran medida a los actuales, por lo que Liaquat Ahamed con este libro nos acerca a conocimientos muy útiles para entender los problemas que se dan en la actualidad y porque se toman las medidas que se toman ante cada situación.

domingo, 20 de diciembre de 2015

Bretton Woods

En 1944 las naciones de Europa Occidental eran un gran campo de batalla en el que se desarrollaba la segunda guerra mundial, y paralelamente EEUU se enriquecía gracias a su industria y a la financiación de la guerra.
Para restaurar y rediseñarla situación económica y social, se realizó una conferencia monetaria y financiera en Bretton Woods, convocada por la ONU y dirigida en su mayoría por EEUU.
Se plantearon dos propuestas para el rediseño económico, una planteada por Harry Dexter White, que proponía la creación de un fondo internacional de estabilización que más tarde tendría el nombre de FMI (Fondomonetario internacional) y un banco para la reconstrucción de las naciones unidas (Banco Mundial)
El banco inyectaba fondos para la reconstrucción tras la guerra, el fondo monetario internacional trataría de solucionar problemas de los países miembros, aunque este fondo solo prestaba divisas a los miembros con problemas con balanzas de pagos y dependiendo de las contribuciones y sus cuotas. Fue este el modelo que se siguió y que beneficiaba a los países más desarrollados como EEUU.
Además se desarrollaría el GATT, un órgano de acuerdos aduaneros y de aranceles que buscaba la liberación del comercio mundial. Posteriormente el GATT se convertiría en la IOC (organización Internacional de Comercio).
Esta conferencia de Bretton Woods dejaba al dólar como la moneda principal del mundo valorándose todas las compras y ventas internacionales en dólares, además se estableció el patrón oro, para ajustar el valor del dólar de manera que una onza de oro equivaliese a treinta y cinco dólares.

Por otro lado Keynes propuso otro plan más igualitario, en el que se crearía una unión internacional de compensación que emitía una moneda internacional y mediante esta, los países con excedentes económicos financiarían a los países con déficit económico, estabilizando las balanzas de pagos de los países miembros.


sábado, 19 de diciembre de 2015

1ª CRISIS ESPAÑOLA DEL SIGLO XXI


La economía española tuvo un crecimiento fuerte y prolongado entre el año 1995-2007. Dos hechos que determinaron ese crecimiento fueron:
- La entrada en la Unión Monetaria en 1999 que provocó una bajada de los tipos de interés y un aumento de la confianza de los inversores internacionales en la economía española.
- La entrada masiva de inmigrantes en 2002 atraídos por el crecimiento que sirvió para realimentar el consumo y la demanda de viviendas.
Han pasado 13 años y España sigue en bancarrota.
En los años 1995 fue el final de los años grises de la última crisis. España dejó atrás la recesión de 1994 con un crecimiento de un 2,4% de PIB que continuaría con unas cifras de 2,8% del PIB EN EL AÑO 1995. En estos dos años se crearon 400.000 puestos de trabajo y el desempleo bajo hasta el 22%. En el año 1998, el Gobierno de Jose María Aznar, estableció la Ley del Suelo que consistió en privatizar el mercado del suelo y es copiado por los ayuntamientos de las autonomías. Se empezó a aumentar el terreno urbanizable y se convierte el mercado del suelo en un negocio súper rentable para los empresarios. Con ello, se multiplicarían las inversiones, se construirían más casas, habría más oferta por lo cual bajarían los precios de las viviendas.



España empezaba el año 2000 en plena forma económica. El optimismo reinaba por todos lados. Las empresas españolas, muchas de ellas recién privatizadas, debutaban en bolsa y se internacionalizaban. El IBEX 35 era el índice bursátil de moda que estaba con fuerza por encima de los 10.000 ptos por primera vez en su historia.
En el año 2002, el rumbo de la construcción ya se había disparado y se aprobó la nueva reforma laboral. Si reducimos los derechos laborales los empresarios invertirán más en el personal y se reducirá el paro. Así aumentó la demanda de mano de obra y miles de jóvenes dejaron sus estudios para dedicarse a la construcción. La Ley de Suelos no tuvo el efecto previsto: al dispararse la demanda de viviendas el precio de los pisos subió y eso, a su vez, disparó el precio del suelo, pues se tasaba en función de los beneficios potenciales, cosa que aumentó aún más el precio de la vivienda.
En el año 2005, España construía más viviendas que Francia, Alemania e Italia juntas. Gracias al motor de la construcción la economía estaba muy bien. El PIB tuvo un crecimiento del 3,7 % respecto al año anterior. Sin embargo, el Gobierno no quería invertir en I+D. El precio de las viviendas se encontraba ya por las nubes y el paro había bajado a una cifra record, pero mientras la vivienda en términos reales había doblado su precio los sueldos se habían quedado congelados. Aunque la vivienda estaba más cara los sueldos eran los mismos, pero la gente seguía comprando pisos porque el banco y las cajas empezaron a bajar las exigencias para otorgar créditos y alargaron los periodos de pagos de las hipotecas.
En el año 2007, el precio de la vivienda siguió subiendo. La deuda de las administraciones, de las familias y empresas era ya descomunal, al igual que con otras entidades financieras. El único motor de riqueza es el crecimiento y ese crecimiento solo existía gracias a la deuda.
En el año 2008, la vivienda estaba demasiado cara y nadie sabía cómo parar aquello. A causa de ello, España se estaba hundiendo.  En EEUU estalló una crisis que se expandió por todo el mundo y de la noche a la mañana los bancos dejaron de prestar dinero. La bolsa se desplomó y la inmobiliaria ''Martinsa Fadesa'' protagonizó la mayor quiebra de España, dejando un agujero de 7 mil millones de euros a sus acreditadores, en su mayoría, bancos y cajas, que tuvieron que verse afectados con su stock de viviendas súper valorizadas. Como nadie prestaba dinero, se produjo un efecto dominó: el consumo se desplomó, se contrajo la economía, las empresas empezaron a hacer despidos en masas y las familias sin trabajo fueron expulsadas por los impagos. Según el Ministro de Trabajo, a lo largo del año se incrementó el número de parados.



En el año 2009, Zapatero dio unos incentivos de unos 8 millones de euros para invertirlos en obras públicas. La economía siguió empeorando y las cuentas del estado empezaron a tambalearse, mientras que la prima de riesgo se disparaba.
En 2010, los líderes europeos querían rescatar a España y le ofrecieron a Zapatero un giro a sus políticas. De este modo, se empezaron a llevar a cabo las políticas de ajustes que empeoraron aún más la economía. Por julio la tasa de paro rondaba los 4 millones de parados, sin embargo, la drástica reducción de los flujos de los créditos por parte de la banca era lo que impedía la recuperación del país. Las empresas no tenían liquidez por no obtener préstamos. El precio de la vivienda en comparación de otros países, cayó poco. Este no bajaba debido al maquillaje de balances: bancos y cajas habían aceptado como pago por las deudas de inmobiliarias en ruinas grandes cantidades de stock inmobiliario. El problema es que si querían deshacerse de ese stock sobrevalorado debían ponerlo a la venta a un precio con burbuja que costaría a sus balances como pérdida. Así que hicieron lo contrario: mantuvieron su stock a precio hinchado contribuyendo a sostener los precios y se dedicaron a refinanciar las deudas de las inmobiliarias, y con esto esperaban que la economía mejorara.
En el año 2011, todo comenzó a desmoronarse y cayeron distintas entidades que tuvieron que ser intervenidas, nacionalizadas o ayudadas con liquidez a cambio de aceptar planes de bancarizaciones y fusiones masivas. En consecuencias hubo una reducción en las plantillas de muchas empresas. El sector público y financiero español se convirtió en un atajo de insolvencia, donde se prestaban dinero los unos y los otros alejando a los inversionistas extranjeros. Ante esta situación, el número de parados se incrementó a 5 millones y estos empezaron a sufrir un déficit descontrolado que obliga a más ajustes y, aunque los bancos europeos le dan liquidez a los bancos y cajas, estos seguían sin darle créditos a las empresas y familias.
Finalmente, ante la mala situación del país y tras la llegada del Mariano Rajoy al poder, se propusieron las siguientes reformas para levantar al país:
- Dialogo, es decir, decir la verdadera realidad en la que estaba estancada el país.
- Reducción del déficit, para solventar el problema entre ingresos y gastos.
- Restructuración financiera.
- Reformas administrativas, para supervisar el organismo público
- Descongelación de las pensiones.
- Reforma laboral, para mejorar el plan de empleo juvenil y de esta manera reducir el número de parados.
- Medidas fiscales (ayudas fiscales, ley de apoyo para los emprendedores…).

-Modelo energético y turismo (reforma energética para evitar que la electricidad suba y potenciar el turismo para que sea el motor de España).

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Economía Española entre 1939-75

España acabo la guerra civil con problemas económicos muy graves, las reservas del mercado de divisas y del oro prácticamente habían desaparecido. Además el abandono y la devastación de la guerra redujeron la capacidad productiva tanto de la industria como de la agricultura. Tras la guerra no se mejoró la situación de España debido a la escasez de productos alimenticios, materias primas y productos industriales e tiempos de paz. Los vecinos europeos de España afrontaron problemas económicos de auto reconstrucción y sabiendo que la victoria nacionalista había sido respaldada por la Alemania nazi de Hitler y la Italia fascista de Mussolini,  no se inclinaron a enviar ayudas de ningún tipo. Tras el fin de la guerra civil en 1939 y durante una década más la economía española estaba hundida en una depresión severa.
España al ser marginado por los países europeos del grupo aliado durante la segunda guerra mundial al conocerse el apoyo español a los países del eje, el régimen de Franco procuro asegurar que España adoptase una economía de autosuficiencia. Esta autocracia era una reacción al aislamiento internacional que se alargo durante más de medio siglo. Además los jefes militares de España temían seriamente una invasión aliada en la península, por lo que no depositaban mucha confianza en el armamento extranjero.
España durante los años 40 estaba bastante más retrasada económicamente que durante los años 30, debido a los efectos de la guerra civil y las consecuencias de la autarquía. La inflación se disparó, la recuperación económica se tambaleó, y, en algunos años, España ha registrado tasas de crecimiento negativas. A principios de la década de 1950 el pib per capita fue de apenas un cuarenta por ciento de la media de los países de Europa Occidental. . Entonces, después de una década de estancamiento económico, una triplicación de los precios, el crecimiento de un mercado negro, el racionamiento de alimentos, y la privación generalizada, se inicio una mejora gradual. El régimen dio sus primeros pasos vacilantes hacia el abandono de sus pretensiones de autosuficiencia y hacia una profunda transformación del sistema económico retrasado de España. Se recuperaron los niveles de producción industrial anteriores a la guerra durante los años 50, aunque la producción agrícola se mantuvo por debajo de ese nivel hasta 1958.
Un nuevo impulso para la liberalización económica provino de la firma de septiembre de 1953  de un acuerdo de defensa mutua; el Pacto de Madrid, entre los Estados Unidos y España.  A cambio de permitir el establecimiento de bases militares de Estados Unidos en territorio español, la administración Eisenhower proporcionó ayuda económica sustancial al régimen de Franco. Más de 1 mil millones de dólares en asistencia económica fluyeron en España durante el resto de la década, como resultado del acuerdo. Entre 1953 y 1958, el producto nacional bruto de España (PIB) aumentó en alrededor del 5 por ciento anual.
Los años de 1951 hasta 1956 fueron marcados por el progreso económico sustancial, pero las reformas de este período se realizaron esporádicamente, y estaban mal coordinadas. Un gran obstáculo para el proceso de reforma fue la burocracia corrupta, ineficiente e hinchada. Un ex corresponsal del londinense Financial Times, Robert Graham, describió la época de Franco como "el triunfo de paleocapitalismo.  A mediados de la década de 1950, la espiral inflacionaria había reanudado subidas ascendentes y sus reservas de monedas extranjeras que habían estado en 58 millones de dólares en 1958 cayó a 6 millones de dólares a mediados de 1959. El nivel de vida sigue siendo uno de los más bajos de Europa Occidental, y el retraso de la agricultura y del sistema de propiedad de la tierra, a pesar de la palabrería de la reforma agraria,  se mantenía baja la productividad agrícola.  Al mismo tiempo, las exportaciones quedaron rezagadas, en gran parte debido a la alta demanda interna y las restricciones institucionales sobre el comercio exterior. La peseta cayó a su punto más bajo en el mercado negro, y las obligaciones en moneda extranjera de España creció a casi 60 millones de dólares.
Se llevo a cabo un debate  sobre las estrategias para sacar al país de su estancamiento económico, y Franco optó finalmente a favor del grupo de los neoliberales. El grupo incluía a los banqueros, ejecutivos industriales, algunos economistas académicos y miembros de la organización Católica Opus Dei.
Durante el período de 1957 hasta 1959, los planificadores económicos se contentaron con medidas poco sistemáticas como paliativas anti-inflacionarias moderadas y el aumento de los vínculos de España con la economía mundial. 
A medida que la necesidad de un cambio en la política económica se manifestó a finales de 1950, una reforma del Consejo de Ministros en febrero de 1957 llevó a los ministerios clave a introducir un grupo de hombres más jóvenes, la mayoría de los cuales poseían formación economía y experiencia. Esta reorganización fue rápidamente seguida por el establecimiento de una Comisión de Asuntos Económicos.
Tales cambios administrativos fueron pasos importantes en la eliminación de las rivalidades crónicas que existían entre los ministerios económicos. Otras reformas continuaron, siendo la principal la adopción de un sistema tributario corporativo que requiere la confederación de cada sector industrial para asignar una parte adecuada de evaluación de impuestos de toda la industria. 
Hicieron falta remedios más drásticos ya que el aislamiento de España del resto de Europa occidental de hizo exacerbado. Los estados vecinos iniciaron un proceso para establecer la comunidad Europea y la asociación europea de libre comercio
España fue invitada a unirse a una serie de otras instituciones internacionales. En enero de 1958, España se convirtió en miembro asociado de la Organización para la Cooperación Económica Europea (OECE), que se convirtió en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en septiembre de 1961, y que incluye entre sus miembros a casi todos los países desarrollados en el mundo no comunista. En 1959 España se incorporó al Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Estos cuerpos de inmediato se involucraron en ayudar a España a abandonar las prácticas comerciales autárquicas que habían traído sus reservas a niveles tan bajos y que aislaron su economía del resto de Europa.
Después de siete meses de preparación y redacción, ayudado por el FMI y los economistas franceses, España dio a conocer su Plan de Estabilización, el 30 de junio de 1959. Los objetivos del plan eran dobles: tomar las medidas fiscales y monetarias necesarias para restringir la demanda y para contener la inflación, mientras que, al mismo tiempo, liberar el comercio exterior y el fomento de la inversión extranjera.

Efecto inicial del plan era de deflación y recesión, lo que lleva a una caída en el ingreso real y un aumento del desempleo durante su primer año. La depresión económica resultante y salarios reducidos llevaron aproximadamente 500.000 trabajadores españoles a emigrar en busca de mejores oportunidades de trabajo en otros países de Europa occidental. No obstante, se lograron sus principales objetivos. El plan permitió a España evitar una posible suspensión de pagos a los bancos extranjeros que sostienen la moneda española. La inversión de capital extranjero creció siete veces entre 1958 y 1960, y de la afluencia anual de turistas comenzó a subir rápidamente.