La economía española tuvo un crecimiento fuerte y prolongado entre el año 1995-2007. Dos hechos que determinaron ese crecimiento fueron:
- La entrada en la Unión Monetaria en 1999 que provocó una
bajada de los tipos de interés y un aumento de la confianza de los inversores
internacionales en la economía española.
- La entrada masiva de inmigrantes en 2002 atraídos por el
crecimiento que sirvió para realimentar el consumo y la demanda de viviendas.
Han pasado 13 años y España sigue en bancarrota.
En los años 1995 fue el final de los años grises de la última
crisis. España dejó atrás la recesión de 1994 con un crecimiento de un 2,4% de
PIB que continuaría con unas cifras de 2,8% del PIB EN EL AÑO 1995. En estos
dos años se crearon 400.000 puestos de trabajo y el desempleo bajo hasta el
22%. En el año 1998, el Gobierno de Jose María Aznar, estableció la Ley del
Suelo que consistió en privatizar el mercado del suelo y es copiado por los
ayuntamientos de las autonomías. Se empezó a aumentar el terreno urbanizable y
se convierte el mercado del suelo en un negocio súper rentable para los
empresarios. Con ello, se multiplicarían las inversiones, se construirían más
casas, habría más oferta por lo cual bajarían los precios de las viviendas.
España empezaba el año 2000 en plena forma económica. El
optimismo reinaba por todos lados. Las empresas españolas, muchas de ellas
recién privatizadas, debutaban en bolsa y se internacionalizaban. El IBEX 35
era el índice bursátil de moda que estaba con fuerza por encima de los 10.000
ptos por primera vez en su historia.
En el año 2002, el rumbo de la construcción ya se había
disparado y se aprobó la nueva reforma laboral. Si reducimos los derechos
laborales los empresarios invertirán más en el personal y se reducirá el paro.
Así aumentó la demanda de mano de obra y miles de jóvenes dejaron sus estudios
para dedicarse a la construcción. La Ley de Suelos no tuvo el efecto previsto:
al dispararse la demanda de viviendas el precio de los pisos subió y eso, a su
vez, disparó el precio del suelo, pues se tasaba en función de los beneficios
potenciales, cosa que aumentó aún más el precio de la vivienda.
En el año 2005, España construía más viviendas que Francia,
Alemania e Italia juntas. Gracias al motor de la construcción la economía
estaba muy bien. El PIB tuvo un crecimiento del 3,7 % respecto al año anterior.
Sin embargo, el Gobierno no quería invertir en I+D. El precio de las viviendas
se encontraba ya por las nubes y el paro había bajado a una cifra record, pero
mientras la vivienda en términos reales había doblado su precio los sueldos se
habían quedado congelados. Aunque la vivienda estaba más cara los sueldos eran
los mismos, pero la gente seguía comprando pisos porque el banco y las cajas
empezaron a bajar las exigencias para otorgar créditos y alargaron los periodos
de pagos de las hipotecas.
En el año 2007, el precio de la vivienda siguió subiendo. La
deuda de las administraciones, de las familias y empresas era ya descomunal, al
igual que con otras entidades financieras. El único motor de riqueza es el
crecimiento y ese crecimiento solo existía gracias a la deuda.
En el año 2008, la vivienda estaba demasiado cara y nadie
sabía cómo parar aquello. A causa de ello, España se estaba hundiendo. En EEUU estalló una crisis que se expandió
por todo el mundo y de la noche a la mañana los bancos dejaron de prestar
dinero. La bolsa se desplomó y la inmobiliaria ''Martinsa Fadesa'' protagonizó
la mayor quiebra de España, dejando un agujero de 7 mil millones de euros a sus
acreditadores, en su mayoría, bancos y cajas, que tuvieron que verse afectados
con su stock de viviendas súper valorizadas. Como nadie prestaba dinero, se
produjo un efecto dominó: el consumo se desplomó, se contrajo la economía, las
empresas empezaron a hacer despidos en masas y las familias sin trabajo fueron
expulsadas por los impagos. Según el Ministro de Trabajo, a lo largo del año se
incrementó el número de parados.
En el año 2009, Zapatero dio unos incentivos de unos 8
millones de euros para invertirlos en obras públicas. La economía siguió
empeorando y las cuentas del estado empezaron a tambalearse, mientras que la
prima de riesgo se disparaba.
En 2010, los líderes europeos querían rescatar a España y le ofrecieron
a Zapatero un giro a sus políticas. De este modo, se empezaron a llevar a cabo
las políticas de ajustes que empeoraron aún más la economía. Por julio la tasa
de paro rondaba los 4 millones de parados, sin embargo, la drástica reducción
de los flujos de los créditos por parte de la banca era lo que impedía la
recuperación del país. Las empresas no tenían liquidez por no obtener
préstamos. El precio de la vivienda en comparación de otros países, cayó poco.
Este no bajaba debido al maquillaje de balances: bancos y cajas habían aceptado
como pago por las deudas de inmobiliarias en ruinas grandes cantidades de stock
inmobiliario. El problema es que si querían deshacerse de ese stock
sobrevalorado debían ponerlo a la venta a un precio con burbuja que costaría a
sus balances como pérdida. Así que hicieron lo contrario: mantuvieron su stock
a precio hinchado contribuyendo a sostener los precios y se dedicaron a
refinanciar las deudas de las inmobiliarias, y con esto esperaban que la
economía mejorara.
En el año 2011, todo comenzó a desmoronarse y cayeron distintas
entidades que tuvieron que ser intervenidas, nacionalizadas o ayudadas con
liquidez a cambio de aceptar planes de bancarizaciones y fusiones masivas. En
consecuencias hubo una reducción en las plantillas de muchas empresas. El
sector público y financiero español se convirtió en un atajo de insolvencia,
donde se prestaban dinero los unos y los otros alejando a los inversionistas
extranjeros. Ante esta situación, el número de parados se incrementó a 5
millones y estos empezaron a sufrir un déficit descontrolado que obliga a más
ajustes y, aunque los bancos europeos le dan liquidez a los bancos y cajas,
estos seguían sin darle créditos a las empresas y familias.
Finalmente, ante la mala situación del país y tras la llegada
del Mariano Rajoy al poder, se propusieron las siguientes reformas para
levantar al país:
- Dialogo, es decir, decir la verdadera realidad en la que
estaba estancada el país.
- Reducción del déficit, para solventar el problema entre
ingresos y gastos.
- Restructuración financiera.
- Reformas administrativas, para supervisar el organismo
público
- Descongelación de las pensiones.
- Reforma laboral, para mejorar el plan de empleo juvenil y
de esta manera reducir el número de parados.
- Medidas fiscales (ayudas fiscales, ley de apoyo para los
emprendedores…).
-Modelo energético y turismo (reforma energética para evitar
que la electricidad suba y potenciar el turismo para que sea el motor de
España).
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