Liaquat Ahamed es el
autor de “Los Señores de las Finanzas, Los cuatro hombres que arruinaron el
mundo”, libro ganador de un premio Pulitzer de Historia, que nos narra las
principales situaciones económicas desde 1870, y las medidas que se tomaron y
llevaron a cabo los principales personajes de los que se hablan en este libro,
Montagu Norman como gobernador del banco de Inglaterra, Émile Moreau como el
director del banco de Francia, Hjalmar Schacht como presidente del Reichbanck,
y Benjamin Strong como el gerente de la reserva federal de Nueva York.
Liaquat Ahamed nació en
Kenia, y estudio en las prestigiosas universidades de Cambridge y Harvard,
además de poseer una trabajada experiencia como inversor financiero durante 25
años, asesor del Banco Mundial y director general de Fischer. También ha
trabajado como director de la empresa Aspen Insurance Holdings LTD, pero
siempre tuvo en mente ser escritor por lo que a la edad de 50 años escribió
“Los Señores de las Finanzas”.
Liaquat nos muestra una
visión clara de la naturaleza de las crisis económicas desde un punto de vista
diferente al habitualmente estudiado, el punto de vista de los cuatro
personajes más importantes e influyentes en la economía mundial durante el
periodo previo a las primera guerra mundial hasta el fin de la segunda guerra
mundial, y como sus decisiones derivaron en crisis económicas y conflictos bélicos.
Desde 1870 hasta 1914
el mundo pasaba por una época de prosperidad y riqueza, en la que las naciones
vivían en paz y de las colonias llegaban grandes cantidades de recursos y
bienes. Todos las economías y en general la economía mundial se basaba en el
patrón oro, un sistema en el que se establecía una relación fija entre la
moneda y el oro. Además Estados Unidos se consolidaba como primera potencia
mundial.
Pero con la llegada de
la primera guerra mundial los estados iniciaron a endeudarse, comenzando a
imprimir grandes cantidades de dinero haciendo que aumentase la inflación, el
desempleo y la inestabilidad política. Con el fin de la guerra y el tratado de
Versalles se inicio la necesidad de reconstruir el sistema financiero mundial.
La primera guerra
mundial había dejado en caos a Europa haciendo, que las hasta ese momento, las
principales potencias mundiales como eran Gran Bretaña, Francia y Alemania
quedasen en bancarrota, y se alzase como la mayor potencia mundial Estados
Unidos.
Entre ese caos
destacaban cuatro hombres, cuatro hombres tan importantes y con tanta
influencia, que serian quienes tomarían las principales decisiones económicas
durante los difíciles años posteriores a la primera guerra mundial.
Estos personajes son el
misterioso Montagu Norman gobernador del banco de Inglaterra, el xenófobo Émile
Moreau director del banco de Francia, el arrogante Hajalmar Schacht presidente
del Reichbank alemán y Benjamin Strong, gerente del banco de la reserva Federal
de Nueva York. Estos hombres tenían tanto poder que podían arruinar gobiernos,
por lo que las medidas que tomasen afectarían mucho a la economía mundial.
Estos hombres durante mucho tiempo fueron portada de los periódicos de muchos
países, eran famosos y conocidos por todos los ciudadanos, pero es muy
sorprendente como con el paso del tiempo, estos hombres que un día tuvieron el
futuro de la economía mundial en sus manos han pasado a ser olvidados. En los
libros de historia no aparecen sus nombres, habiendo sido ellos los causantes
de determinadas decisiones que afectarían al mundo entero y que llevarían a
crisis económicas tan significativas como la de 1929. Es por esto por lo que
Liaquat Ahamed escribe este libro, para explicar las historia desde el punto de
vista económico de los hombres que han
sido los en parte responsables de como hoy, en la actualidad está compuesto el
sistema económico mundial.
Uno de los mayores
errores que cometieron fue intentar restaurar la situación económica tal como
era en 1914, basada en el patrón oro que con la primera guerra mundial se había
quedado totalmente estancado, aumentando drásticamente la cantidad de billetes
en circulación, siendo Alemania la más afectada ya que triplicó la cantidad de
billetes en circulación.
El Tratado de Versalles
implicó para Alemania no sólo su desmembramiento territorial y la aceptación de
una deuda de guerra de 33 mil millones de dólares, sino un desarme casi total
del ejército y la flota. Por su parte, Austria se vio obligada a reconocer la
independencia de Polonia, Checoslovaquia, Yugoslavia y Hungría, y a ver
reducido su territorio a un pequeño país del centro de Europa. Al ver John
Maynard Keynes los fuertes castigos que en el tratado de Versalles se le
imponían a Alemania, dimitió de su cargo afirmando que estas condiciones
crearía resentimiento en la población Alemana que llevaría a una segunda guerra
mundial.
El
tratado de Versalles como bien predijo Keynes trajo consigo el egoísmo entre
los países que buscaban solo lo mejor para ellos, lo que les viniese mejor. La
inflexibilidad de Estados Unidos frente a las deudas de los aliados lo único
que consiguió fue que estos a su vez exigiesen más a la derrotada Alemania
durante su gobierno de la república de Weimar, que era incapaz de hacer frente
a las fuertes deudas que se les exigían, lo que produjo que los aliados
ocuparan el Rhur porque Alemania no cumplía los pagos, hundiéndola
definitivamente. Por lo tanto como dijimos previamente Alemania comenzó a
emitir moneda lo que produjo una subida de precios, más paro y una gran
hiperinflación. También disminuía el ahorro aumentando la demanda monetaria,
encareciendo los precios aun más y disminuyendo los ingresos públicos por lo
que no se solucionaba el déficit. La balanza de pagos también era deficitaria,
lo cual depreció la moneda con tres consecuencias: el precio de las
importaciones aumentó lo que contribuyó a la hiperinflación, aumentó la demanda
de productos alemanes en el extranjero pero ello sólo consiguió encarecerlos
para los propios ciudadanos; y por último provocó una exportación de capitales
que contribuyó al déficit de la balanza de pagos.
La
situación que vivía Alemania era tal que se decidió cambiar la moneda por una
de más valor, se acordaron nuevas indemnizaciones y Alemania volvió a
introducirse en el patrón oro. Además se llevo cabo el plan Dawes, por el cual
Estados Unidos introducía dinero en Alemania para que esta a su vez pagase las
deudas de guerra con Gran Bretaña y Francia y estas a su vez pagasen sus deudas
a Estados Unidos, volviendo este dinero de nuevo a su dueño. El problema derivó
en que ésta debía mantener los tipos de interés altos para atraer a inversores
privados, pero a partir de 1928 a los estadounidenses les pareció menos
rentable por el alza de las acciones de Wall Street, lo cual provocó una
recesión previa al crack de 1929.
Llegados
a este punto los países decidieron reconstruir el patrón oro, pero había un
inconveniente, y es que todos los países durante la guerra se habían dedicado a
imprimir dinero en grandes cantidades, y se planteaban dos posibles soluciones:
Una
era revertir todo el proceso de la inflación y desinflar la burbuja económica
contrayendo la cantidad de dinero en circulación. No obstante, era doloroso, ya
que implicaba inevitablemente un período de crédito limitado con tipos de
interés altos, un paso que conduciría casi seguro a la recesión y al desempleo,
al menos hasta que los precios bajasen, o devaluar formalmente el valor de la
moneda, pero esto tampoco sería bien recibido por la población ya que
acostumbrados al patrón oro, tendrían la sensación de ser robados ya que sus
ahorros valdrían menos. Por lo tanto los principales bancos del mundo tuvieron
que decidir si llevar políticas deflacionistas o llevar a cabo una política de
devaluación.
El
peso de la deflación caería sobre los trabajadores, negocios y acreedores, y la
devaluación sobre los ahorradores. Estados Unidos y Gran Bretaña emprendieron
la ruta de la deflación, Alemania y Francia la de la devaluación. Keynes había
señalado pocos meses antes que un retorno al oro representaría una medida
peligrosa porque colocaría a la Gran Bretaña de la posguerra a merced de las
autoridades de la Reserva Federal de los Estados Unidos. La economía
norteamericana, ahora la más grande y la más rica en términos per cápita, se
encontraba inmersa en una fase expansiva como consecuencia de la difusión
generalizada de las innovaciones resultantes de la Segunda Revolución
Industrial a la producción. Pero esta situación de crecimiento y de expansión
durante los años veinte termino en un crack, acabó derivando en una crisis de
superproducción, que llevó a un descenso del consumo, una caída del producto
industrial y de los precios, aumento del desempleo, crisis bancarias, medida
proteccionistas y la reordenación de los flujos de capital. El principal
problema tuvo que ver con la especulación bursátil y financiera pues cuando la
economía comenzó a dar señales de moderación los accionistas ante la idea de
poder reducir el valor de sus acciones, las pusieron en venta, haciendo que el
precio de esta cayese en picado, y provocando la mayor crisis económica de la
historia; la crisis de 1929 con la primera caída conocida como el jueves negro,
y una segunda caída conocida como el martes negro.
Esta
crisis iniciada en 1929 y que se extendió a los años 30 se extendió por todo el
mundo, principalmente debido a la retirada por parte de los Estados Unidos de
los fondos destinados al plan Dawes. El principal problema de esta crisis
estaba en la devaluación que se había producido un descenso excesivo en los
precios, que produjo una bajada en los beneficios haciendo que se redujese el
empleo aumentando así el nivel de paro, esto a su vez produciría un descenso
del consumo y por consecuencia un descenso de los precios.
Esta
situación dio pie a la proposición de numerosas teorías para reparar la
situación en la que se encontraban, destacando como las más importantes la
teoría de Hayek y en contraposición a esta, la teoría de Keynes. Hayek
defendía que el problema se encontraba
en la imperfección del mecanismo monetario, mientras que Keynes proponía la
intervención del estado para aumentar el capital productivo y mantener niveles
altos de demanda y empleo. Pero en su lugar se llevaron a cobo medidas
proteccionistas que terminaron empeorando la situación.
Finalmente
y ante la no mejora de la economía se decidió salir del sistema del patrón oro,
(algunos países tomaron la decisión antes y otros la tomaron más tarde), pero
al final todos tomaron la decisión de abandonar el sistema económico que hasta
entonces había existido para evitar que precios y salarios descendieran
en respuesta a una reducción generalizada de la demanda global, de modo que los
ajustes recayeron sobre la cantidad de empleo total. En estas condiciones se
consideró que tendría menos repercusiones a corto plazo, la depreciación del
tipo de cambio para abaratar así las exportaciones.
En
Alemania tras el crack del 29 se retiraron todos los fondos de los países que
estaban financiando la reconstrucción de Alemania, la cual seguía en la línea
de la deflación, aumentando así el desempleo y reduciendo se en picado los
salarios y los precios, y en este constexto Hitler comenzó a ascender en el
poder Schacht dirige la política económica del nuevo régimen basada en las
obras públicas para acabar con el gran desempleo y el control de las
importaciones para reactivar la economía y se opone a la política nazi de
incentivar solo la industria armamentística y el racionamiento de los bienes a
la población. Es destituido del cargo y encarcelado durante la guerra.
Por otra parte se produjo el cierre del banco
más importante de Austria, el Creditanstalt, propiedad de la familia
Rothschild, con unos activos de 250 millones de dólares.
Después
de la primera guerra mundial, Keynes pretendió crear un sistema financiero
internacional basado, igual que el patrón oro, en normas, pero moderando su
rigidez. Su plan propugnaba que las monedas fuesen «estables pero ajustables».
los países podrían alterar el valor de su moneda cuando las circunstancias
económicas lo requiriesen. Estaba decidido a evitar la necesidad de aplicar
políticas inmovilizadoras como las de los años veinte y treinta, cuando
Alemania y Gran Bretaña se habían visto obligadas a aumentar los tipos de
interés y a provocar desempleo masivo para proteger los valores de las monedas,
y que, en definitiva, no habían sido adecuadas.
Un
segundo elemento del plan era la creación de un banco central internacional.
Con el fin de evitar la crónica escasez de reservas de oro que había impedido
que el sistema financiero mundial funcionara sin problemas entre las dos
guerras, Keynes propuso la creación de una institución que prestaría
temporalmente dinero a los países necesitados, algo así como un crédito en
descubierto de un banco. Todo ello se manifestó en la conferencia internacional
realizada en Bretton Woods, estos acuerdos monetarios internacionales dieron
frutos durante treinta años, sentando las bases de la reconstrucción de Europa y Japón después de la Segunda Guerra
Mundial.
El
autor del libros compara la crisis del 29 a la que define como una sucesión de
crisis con la crisis actual, por ejemplo la repentina interrupción de la
entrada de capital norteamericano en Europa en 1928, que empujó a Alemania a la
recesión— es parecido a la crisis del peso de México de 1994. A principios de
la década de los noventa, México, de manera muy parecida a Alemania en los años
veinte, recibió demasiados créditos a corto plazo. Cuando los tipos de interés
de Estados Unidos subieron vertiginosamente en 1994, México, como Alemania en
1929, encontró cada vez más dificultades para refinanciar los préstamos y se
vio ante la disyuntiva de tener que elegir entre deflación o impago.
Como
segundo ejemplo ponemos al gran crack en el que el mercado de valores al igual
que en el 2000 cayó estrepitosamente debido a la formación de una burbuja en la
que las acciones tomaron unos valores mucho mayores a los de la economía real.
Las medidas que se tomaron en ambas épocas no fueron muy diferentes, bajando
los tipos de nterés.
La
serie de panicos bancarios que llevaron a la crisis del 29 comenzaron debido a
una serie de dudas sobre la seguridad de las inversiones, estas situaciones de
pánico provocaron que los inversores temiesen por su dinero lo que provoco la
venta de gran cantidad de acciones, lo que provoco un gran descenso de su
valor.
En
la actualidad hay mucho más apalancamiento y muchos más bancos recurren a
fuentes de financiación al por mayor a corto. Los bancos de todo el mundo son,
por consiguiente, mucho más vulnerables de lo que lo eran entonces. En
consecuencia, el pánico se ha extendido más rápidamente y de manera más destructiva
por todo el sistema.
Como
dice Liaquat Ahamed en este libro, antes y durante la gran crisis que azoto al
mundo en 1929, eran unas pocas personas las que tenían el poder en la economía
mundial y eran ellos los tomaban las decisiones que finalmente afectarían al
mundo entero, y al compararlo con la actualidad, comprobamos que esto no ha cambiado
y que el futuro económico mundial sigue estando en manos de unas pocas personas
con demasiado poder, que quizás debía de estar más repartido.
Los
Señores de las Finanzas es un libro que en mi opinión además de ser una lección
de historia y de economía escrito de tal manera que no es tan aburrido como su
nombre puede llegar a mostrar, también te descubre un pedazo la vida de cada
uno de los personajes principales, haciéndote entender un poco mejor porque
cada uno tenía un carácter y tomaba determinadas decisiones, como por poner un
ejemplo el Aleman Hajalmar Schacht, proveniente de una familia modesta con un
poder económico escaso, que probablemente fue la razón de su gran ambición que
fue demostrando a lo largo de su vida profesional.
El
libro consigue enganchar al autor ya que no se trata de una narración continuada
de datos económicos difíciles de entender, que pueden aburrir al lector, sino
que te explica de manera clara, información y sucesos que se produjeron a lo
largo del periodo del que trata el libro y que en muchas ocasiones son
equiparables a problemas o sucesos que se podrían parecer en gran medida a los
actuales, por lo que Liaquat Ahamed con este libro nos acerca a conocimientos
muy útiles para entender los problemas que se dan en la actualidad y porque se
toman las medidas que se toman ante cada situación.